Por Eva Diz
El día de los periodistas llegará (seguro). Pero no será hoy, por mucho que alguien se haya empeñado en decir que lo es porque en el calendario cristiano, católico y apostólico hoy es San Francisco de Sales. Hoy puede ser todo menos el día del periodismo, porque hoy es el día en el que se ha mostrado en papel y en primera plana en qué situación está la profesión y hacia dónde la están llevando los que reinan en ella a sus anchas.
El País (cabecera de la que durante años fui suscriptora fiel y lectora inquebrantable) ha publicado en portada y a un tamaño más que considerable una foto patética y, encima, falsa que le obligó a retirar su primera edición impresa. Sí, compraron un clip de Youtube en el que aparecía un hombre entubado que no era en absoluto Chávez, a pesar de lo que afirmaban en la noticia a la que acompañaba.
Pero lo peor no ha sido eso. Lo peor ha sido que, tras sus pocos escrúpulos y la metedura de pata (sí, todos cometemos errores, incluso El País), la reacción del diario bandera del Grupo Prisa fue buscar una excusa, una malísima excusa, tratando de volcar la culpa del error sobre la agencia que se le vendió la fotografía.
Entonces, si la agencia es la mala de la película… ¿dónde está la responsabilidad del periódico de publicar una foto -poco (o nada) informativa sino más bien morbosa- en portada sin confirmar con fuentes diferentes y fiables su procedencia, su autor y el momento en el que fue tomada? ¿Quién estaba en esa reunión de portada? ¿Qué dijo el redactor? ¿Qué le dijeron sus jefes? ¿Quién tomó la decisión definitiva? No se trata de buscar culpables sino de ver en qué eslabón de la cadena se perdieron los escrúpulos, en qué momento pesó más la avaricia y la vanidad que la ética.
Quizás la ética se fue con el ERE de El País . Y con todos los EREs que ha vivido la profesión en España en los últimos años. Se fue con todos esos profesionales a los que me cruzo en el día a día tratando de reinventar el periodismo, para que no muera (o más bien, para que no nos lo maten). Quizás los que se han quedado en la redacción ya no tengan tiempo para ética, ni para pensar, ni para informarse. Y así no se hace periodismo. Se hace Sálvame Deluxe.
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