SEO para periodistas (II)

El periodista SEO… Imagino que después de la versión SEO para periodistas (I) de la semana pasada muchos os habréis animado a pensar en ello como una opción. Pues bien, hoy vengo a azuzar las ganas un poco más. El SEO tiene su ciencia, como todo, y no se aprende de una día para otro, pero hay profesionales que lo tienen más fácil que otros. Sí, los informáticos, pero también los periodistas. Redactar bien es una de las claves para un buen posicionamiento. E, insisto, redactar bien, que no escribir -la literatura pura y dura, dejémosla para los ebooks-, porque escribir bien para web consiste, básicamente, en hacer una cuidada redacción periodística… de las de toda la vida.

¿Cuáles son las claves para hacer un artículo perfecto para SEO? Eso quiero contaros hoy. O eso voy a  intentar. Espero no defraudar y aclarar alguna que otra duda. Y si algo no cuadra o me dejo trucos en el cajón, invito desde aquí al Señor Muñoz –uno de los expertos invitados a mi máster en buscadores y artífice de este reto- a que nos dé algún buen consejo que llevarnos a la práctica 😉

La pirámide invertida: el Big Bang.

La pirámide invertida. Sí, con ella empezó todo. Aún cuando no había ordenadores, ni bits, ni bytes. La tecnología siempre ha marcado al periodista. Y, cuando digo tecnología, hablo de aquel telégrafo que funcionaba a ratos, cuando quería, y que dejaba las noticias a medio contar. Para evitar que la redacción se quedara sin lo realmente importante, el aguerrido periodista de entonces escribía en un orden piramidal, de mayor a menor importancia, todos los detalles del suceso. Bien, pues, siglos más tarde, con las pantallas táctiles dominando el mundo, la técnica básica sigue siendo la misma. Empezar por el principio, por redundante que sea. Esa es la clave: el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué (si se supiera).

Un periodista digital debe conocer y manejar la pirámide invertida mejor que el teclado de su iPhone. Ha de saber que el internauta es un lector inquieto, insaciable, ansioso e impaciente y que no se quedará con un texto a menos que ese texto le dé lo que le tiene que dar. Hasta ahí casi como en el papel: Tu compites con el resto de secciones de tu periódico, de tu informativo de tele o de tu programa de radio por su atención. Solo que, en Internet, esa competencia se eleva a la máxima potencia. Y, para rizar el rizo, has de conquistar no sólo a tus lectores, sino también al buscador, que será el anfitrión de la fiesta que te presentará (o no) a nuevos lectores. ¿Difícil? No, exigente.

Bien lo saben los periodistas de agencia, que llevan la pirámide invertida por bandera: Lo principal sobre lo secundario (aunque sea más mundano y menos lucido), lo concreto sobre lo abstracto, lo descriptivo sobre lo adjetivo, lo palpable sobre lo imaginable. Directo, simple, conciso, eficaz. Comprensible, claro. Fácil de leer. Y de entender.

Ingredientes para una buena redacción SEO:

  1. La pirámide invertida para redactar los contenidos. Esta recomendación no es mía sino del gran Guillermo Franco, autor del mejor libro de redacción web: Cómo escribir para la web  (¡gracias Iván!) Sin embargo, no negaré que tengo mis reparos: Yo soy de las que defiendo que alguna que otra metáfora a tiempo, bien medida y bien usada no entorpece, es más, enriquece el texto…
  2. El título principal. Es tan importante que debería ser el primer punto de nuestra lista. Pero quisiera tratarlo aquí para no robarle protagonismo a la pirámide, base de todo lo que sigue. El título es el gancho, la única oportunidad que tenemos de ganarnos al lector y lograr que se quede con nosotros. En Internet, seguimos rizando el rizo y la victoria nos la jugamos en las tres primeras palabras de ese título: O convencen o la mayoría ni siquiera hará clic cuando aparezcamos en Google. No os digo nada cuando mandemos el enlace a campar por Twitter: cero RTs.
    Por eso, el título hay que elegirlo antes que nada y distribuir bien el resto de la información. Y aquí sí que tenemos que quitarnos el traje de escrúpulos periodísticos old-style:
    Títulos con cifras (incluso mejor si empiezan con una cifra -sí, duele al principio, pero luego uno se acostumbra)
    Títulos con estadísticas, el título de porcentaje, el «uno de cada tantos…»
    – El how to… Cómo hacer esto, cómo conseguir lo otro, cómo aquello, y así hasta el infinito.
    – El título preguntón: ¿Sabes qué tiene la zarzamora…?
    – O el título apocalíptico: Cosas que nunca debes hacer si…
    – Ah, y los dos puntos: El efecto de moda (ya lo abusa hasta El País)
  3. Las palabras clave, al principio. Si queremos posicionar bien, los conceptos esenciales de nuestro contenido han de ir al principio del primer párrafo. Y luego repetirlos poco a poco, a lo largo del texto, con un ritmo natural. Nada debe sonar forzado o artificial o los buscadores nos penalizarán y nadie querrá leernos. Por cansinos.
  4. Una idea por párrafo. Si queremos contar demasiadas cosas en muy poco tiempo o espacio, fracasaremos estrepitosamente. Tenemos que procurar que no haya demasiadas ideas por párrafo y que las frases sean cortas, directas, para mejorar la fluidez de la lectura y facilitar la comprensión. Y esto se puede aplicar también al papel, aunque la prensa escrita juega con una ventaja: Su lector es más atento que el nuestro. Adiós a mi adorado párrafo largo. Snif.
  5. Palabras conocidas y sencillas. «Escribe/locuta para que te entienda tu abuela», esta frase que me dijeron durante la carrera siempre me funcionó cuando trabajaba en la agencia (aunque a veces la olvide) y creo que en su aplicación en la red sigue teniendo vigencia. A la hora de redactar para web hay que optar por un lenguaje simple y huir de palabras demasiado técnicas o sofisticadas. La gente busca información en Google con los mismos términos que utiliza en su vocabulario habitual, así que, si queremos ser encontrados, más nos vale ser cercanos y conectar con la gente. (Ojo, no coloquiales, que hasta ahí, aún hay un trecho).
  6. Temas útiles, divertidos, únicos o polémicos. Como la vida misma. Si quieres que te lean, has de dar algo a cambio. No solo de buena redacción web vive el lector. El que busca en Google, encuentra tu post y lee quiere aprender, que le resuelvas una duda, un problema, que le cuentes algo muy interesante o divertido, que seas el primero en hacerlo o bien el único que lo hace. Pero tienes que dar algo. Y si das algo bueno, tranquilo, porque tendrás un enlace y una recomendación (un Tweet, un Me Gusta o un +1 asegurados).
  7. Las formas importan. Más allá de los que marque la maquetación básica del periódico, tú eres el que rellenas el titular principal, el antetítulo, el subtítulo, la entradilla y los ladillos. En la web, igual. Hay que tener especial cuidado con los detalles de distribución de la información en la página. A cada concepto fundamental darle una forma diferente, importante para el lector e imprescindible para que los buscadores sepan hacerse una idea más completa (y positiva) de nuestro contenido. Esas llamadas de atención han de colocarse siempre de mayor a menor. De lo más importante, a lo menos. Si os atrevéis con el código, en la parte de <head> encontraréis unas etiquetas h1, h2, h3… que vendrían a ser como subtítulos ordenados por tamaños (por importancia).
  8. Negrita, para destacar. Las formas importan mucho y, una de las que más importa -al menos a los buscadores- es la negrita. Al buscador le sirve para saber qué palabras consideramos más importantes o representativas de nuestro contenido y al lector le ayudamos con su lectura en diagonal, tan cómoda ella.

La magia de lo hipertextual

Pero no hay pirámide invertida a la que agarrarse si no se tiene en cuenta la realidad de la web, su auténtica esencia: su naturaleza hipertextual. La gran diferencia con el papel, la interconexión que puede haber entre un texto y otro y otro y otro y otro más… Así, hasta donde el lector quiera llegar. Bienvenidos a la lectura poliédrica. Existen infinidad de puertas y el lector/buscador puede entrar por cualquiera de ellas. Nuestra labor consistirá en conseguir que, entren por donde entren a nuestra web, la vean entera. Y les guste.

Esta es mi bala en la recámara. Harina de otro costal que ya tocaremos en el próximo post. Sólo deciros que…

To be continued.