El periodista de 2013

Por Eva Diz
Dicen que en 2013 todo periodista debería… saber grabar y editar vídeos, utilizar las redes sociales; desenvolverse correctamente en el entorno web y conocer el funcionamiento de Internet como medio de comunicación; saber posicionar sus artículos y vídeos; manejar nuevas herramientas que le sirvan para evaluar las tendencias y conocer los intereses de su audiencia; saber analizar y utilizar los datos para crear nuevos y mejores contenidos y tener la capacidad de ofrecer experiencias al lector a través del contenido, no solo dar contenido puro y duro. Un casi nada… Lo cierto es que, al leerlo, me he dado cuenta de que la mayoría de los periodistas que conozco (y entre los que me incluyo) tenemos, desgraciadamente, un aprobado justito en la materia.

No es que me haya propuesto empezar el año haciendo autocrítica sobre el periodismo actual, pero me ha resultado inevitable compartir estas reflexiones y entonar un «a mí me ha pasado», reconocer que, de esa lista, hay cosas que debería saber y no sé. Que, quizás, la profesión nos exige tanto en el día a día que nos olvidamos del mañana. O, quizás -simplemente-, el presente nos ha cogido desprevenidos, sumergidos en la rutina.

Seguro que a muchos nos pilló el toro haciendo horas extra delante del ordenador porque, pase lo que pase, el periódico siempre sale al día siguiente… Aunque haya la mitad de plantilla que el año pasado, aunque haya menos publicidad y se tenga que llenar «con lo que sea», aunque el servicio esté repleto de noticias que no le interesan a nadie, de titulares de chascarrillo e insulto, de pérdidas de tiempo. «A mí me pasó».

Y cuando la suerte me cambió el destino y me sacó de la redacción vi que, de la lista anterior, solo cumplía con lo básico y que el mercado al que me enfrentaba no solo estaba saturado de oferta como la mía sino que reclamaba otro tipo de perfil. La situación era como tantas que aún escucho a diario: Yo, periodista de raza, de libreta de anillas de toda la vida, con un Twitter por casualidad y un Facebook en desuso. ¿Linkedin? ¿perdón? …Y así, un largo etcétera.

Es cierto que actualmente la crisis no ha dejado mucho hueco en las redacciones para aspirar con optimismo a una recuperación del sector. Además, las empresas y grupos de comunicación están tardando en reaccionar a las necesidades que marcan los nuevos lectores y las nuevas tecnologías, sin saber gestionar la estampida publicitaria que busca nuevas fórmulas de comunicación con los consumidores.

Pero aún en este panorama hostil y aparentemente estéril, parece que nace la necesidad de un nuevo periodista, ése que es capaz de enfrentarse a cualquier tipo de noticia y contarla a través de diversas formas de contenido multimedia. Es el periodista total, esa amenaza que flotaba en las redacciones a principios de la década del 2000, y que se ha hecho realidad a fuerza de derrotas. Y ya no hay vuelta atrás. Habrá que dejar las pataletas y ponerse las pilas: el mundo ya no es como lo conocíamos y nos está pidiendo a gritos un cambio radical. Es una cuestión de supervivencia: o nos adaptamos o morimos. Y sálvese quien quiera.

#ahílodejo