Por Eva Diz
Parece mentira… pero es verdad, verdadera: la que antes se escribía ocho horas de teletipos al día ahora es incapaz de actualizar su blog personal como mandan los cánones 2.0 (sí, hay cánones para todo, ya véis).
Tengo una pila de excusas recién sacaditas de la nevera (hace ya demasiado calor para hornos): que si el posgrado en marketing me quita la vida, que si el plan de empresa se hace y se deshace, que si el proyecto va y viene, que si casi es verano y hay que cultivar las cañas con los amigos, que si la playa agota, que si el #15M y la resaca electoral…quesiquesiquesi. Enfin, que nadie sabe lo difícil que es actualizar un blog hasta que lo tiene. Os reto. Comprobadlo vosotros mismos. Y luego me contáis.
Mientras rumiáis el nombre que le váis a poner, la frasecita de debajo, la idea, etc, etc. os diré que en las últimas semanas he estado muy out, pero he progresado muchísimo en este nuevo mundo virtual y cada día me siento más 3.0 (nueva versión de la red que, dicen los gurús, está a la vuelta de la esquina). Eso no significa que haya crecido o sea más guapa -aunque sí estoy más morena :D- simplemente es como si, al encender el ordenador y abrir el navegador, se agudizara la vista y se ampliara la mente. Y todo lo que antes era una maraña casi incomprensible, una saturación de contenidos y flashes, se organiza solo. Y tiene sentido. Wow!
Si tuviera que resumirlo en una palabra eligiría útil. Internet es eso: una fuente inagotable de utilidades. Y para muestra un botón. Voy a dejaros aquí un brevísimo resumen de la cantidad de cosas que esconden páginas web archiconocidas y otras que no lo son tanto.
Un buen ejemplo es el blog, que -aunque no lo actualizo como debiera- me ayuda a organizar el batiburrillo de ideas que tengo en la cabeza y a comunicarlas a muchísima gente a la que no se lo sabría contar de otro modo (no soy mucho de llamar por teléfono…); luego está ese maravilloso Google, al que la función de buscador ya se le queda más que corta; los programas para realizar conferencias online; los que te permiten crear aplicaciones e instalarlas en tu web o en las de tus amigos; o las pequeñas herramientas que te dicen quién ha dejado de seguirte en Twitter (y declararle enemigo para siempre) o la que te permite crear grupos en Facebook para causas benéficas.
Esta semana haré un nuevo resumen, con más programas, más links interesantes y más trucos, todo muy 3.0 (se aceptan sugerencias y recomendaciones, queridos maestros del 2.0 -que sé que sois muchos-)
Escribiré, lo prometo 🙂