Por Eva Diz
«Cae siete veces, levántate ocho», dicen en Japón. Bien, pues aquí estoy intentando aplicarme el dicho.
Hoy se cumple una semana de la noticia y poco o nada ha cambiado. Sigo tratando de asimilarlo, aunque esto de ir a trabajar cada día como si nada no acaba de dejarme avanzar. Y quiero terminar ya con esta agonía, porque las ansias y las ideas me comen por dentro.
El ánimo me funciona a altibajos: hay mañanas en las que yo sola cambiaría el mundo y tardes en las que no sé ni por dónde empezar. Pero lo peor están siendo las noches, cuando la cabeza se siente libre para darse vueltas y vueltas a sí misma y volverme un poco loca.
Siento que no sé hacia dónde ir. Busco metas y sueños nuevos (se admiten sugerencias), pero es como si estuviera en una carretera vacía, sola, por la que no pasa nadie y que no va a ningún lugar.
Pero, a pesar de todo, he dado un pequeño paso: ya tengo currículo. Lo hice ayer, de prisa y corriendo, para enviarlo a un amigo que está buscándome la vida (gracias dani). Hoy lo he colgado aquí, para no perderlo y no olvidar todo lo que he hecho hasta ahora.
Sigo cayendo, pero espero poder empezar a levantarme pronto.
Besos de viernes.