Gratis no trabajo

Por Eva Diz

No. Gratis no trabajo. Y punto. Permitidme que recupere y haga hoy más mío que nunca este mantra demoledor que, en los últimos años y alimentado por el ansia de la crisis, ha caído en el olvido y ha derivado en un desprestigio total de la profesión de redactor (on y offline).

No hablo ya de malos salarios, de horarios del infierno o del menosprecio del esfuerzo. Hablo de lo digno y de lo indigno, de lo que ya roza lo indecente. De lo viciado que está todo y de lo poco que hacemos  los que luego nos quejamos… Que de esos conozco no uno sino unos cuantos. La cosa está muy malita, sí, y la estamos poniendo peor. Gracias.

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Pero no me desvío. Sigo con mi mantra: gratis no trabajo. Pero aún trabajaría menos por 3 euros el post. Y que se den por aludidos todos esos que predican excelencia, venden calidad, pero compran lowcost. Esos que pretenden que comprendamos que el precio de mercado es el valor que tiene el trabajo de redactor. Esos que alegan la gran competencia de redactores (la mayoría de dudosa calidad, si se me permite) que existe para que se siga devaluando el precio del contenido. Leyes de mercado. No perdonan.

La historia (una de tantas que os podría contar) empieza con un email aparentemente serio que incluye perlas como las que recojo aquí:

Me gustaría saber si te interesaría aceptar un primer pedido de entre 100 y 200 artículos de 400 palabras, con un plazo de entrega de 3 semanas (1/3 cada semana), y por un precio de 2 Euros por artículo. Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos. Buscamos redactores de calidad, con orientación SEO, y con los que poder colaborar de forma continuada.

Casi nada. Repito y resumo:

  • 100 – 200 artículos
  • 400 palabras cada uno
  • entrega por lotes cada semana
  • redacción de calidad
  • orientación SEO
  • dead line prefijado
  • y… TODO POR 2 EUROS el artículo!!!

Sí, todo por 2 miserables euros. 200 si decides pegarte el tute y escribir 100 artículos interesantes que, a 400 palabras cada uno y teniendo en cuenta que has de pensar el tema, documentarte, estructurar las ideas que vas a contar, redactar y revisar, vendrías a dedicarle una hora a cada uno. Total: trabajando 5 horas al día durante 20 días (fines de semana y festivos incluidos) no alcanzarías ni a pagarte la cuota de autónomo. Eso sí, está claro: si consigues otro trabajito igual, a lo mejor, te da para el autónomo y para pagar la conexión a Internet.

Aún así, la clave de todo -a mi parecer- no está tanto en esas condiciones draconianas que se imponen, si no en la desvergüenza de que a un redactor profesional se le trate como a un contertulio de medio pelo en el programa de Ana Rosa Quintana: Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo.

¿¡Confirmar la calidad de mi trabajo!? Santa paciencia… Está bien que quieras pagar una cantidad irrisoria por algo (sí, yo también he comprado tuppers en los chinos, con todas sus consecuencias), pero me parece increíble que por esa cantidad alguien pretenda obtener un buen trabajo. En mi opinión, la palabra «calidad» ha perdido ya todo su sentido.

Pero la cosa no termina ahí. La sorpresa es suprema cuando uno continúa leyendo y se encuentra frases como ésta. No solo quieren que seas lo más, sino que se consideran lo más… «Y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos.» NO. Gracias. Con este mensaje me sobra y me basta.

Total que, reuniendo toda la educación que a una le queda después de tremendo email, respondo en consecuencia (sí, tengo un modelo de respuesta estándar redactado para este tipo de peticiones que os recomiendo desde YA):

Buenos días XXX,

acaban de  remitirme tu correo. Siento decirte que nosotros no nos dedicamos a este tipo de generación de contenidos de bajo coste. En la agencia trabajamos contenidos de calidad y con profundidad SEO, sí, pero eso conlleva tiempo y esfuerzo por parte de profesionales, por lo que nuestras tarifas están por encima de las que tú señalas.
Un saludo,

En la mayoría de los casos no hay respuesta posterior. Entiendo que la vergüenza es tal que uno opta por callar y seguir buscando. Pero otros, los menos, tratan de justificar eso que, a todas luces, saben que es un auténtico menosprecio al trabajo:

Soy consciente de que el precio que te he ofrecido es bajo y que no se corresponde con lo que debería pagarse por este trabajo, pero no puedo ofrecerte un precio mejor. Hay muchos redactores trabajando con una tarifa de entre 1 y 2 Euros por artículo, y eso hace que la competencia para conseguir clientes sea muy alta y competitiva, lo que nos obliga a aceptar encargos a precios inferiores a lo que realmente valen.

Bien. Lo entiendo. Leyes de mercado y tal… Pero que nadie me pida que comparta esa filosofía de trabajo. En Zinkfo, como agencia proveedora de contenidos,  trabajamos con muchos clientes y todos saben lo que contratan. Y pagan en función de ello. Imagino que los clientes de este sujeto (y el de muchos otros) no tienen ni idea de a qué tipo de contenidos se asocia su marca. Ni quien los redacta. Ni en qué condiciones. Ni qué estudios, formación, criterio o exigencia tienen. Ni a dónde va realmente el dinero que pagan. Allá ellos. A mí sí me interesa.

Y a muchos. Por eso, creo es que los propios redactores, las asociaciones de prensa y colectivos de profesionales del contenido deberíamos velar por que este tipo de situaciones se conozcan: si una agencia busca redactores pagando esta cantidad, que se se sepa, para que el cliente pueda elegir en consecuencia.

¿Que qué propongo? Crear una lista negra, sí. No sé qué opináis, pero creo que a algunos nos ahorraría un tiempo precioso  no tener que contestar a según qué proposiciones indecentes…

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Aprovecho para dejaros unos enlaces donde que merece la pena leer para entender un poco mejor hacia dónde estamos cayendo. Son de hace algún tiempo pero, como veis, el tema sigue al orden del día: