Por Eva Diz
Sí, he pecado: Llevo ya dos semanas sin actualizar. Lo siento. Muchísimo. Y ahora comprenderéis cuánto: Estoy de mudanza y…, por el camino, de doble aniversario. Cajas, cajas y más cajas (¡¡¡¿¿cómo se pueden tener taaantos libros??!!!), contratos, caseros, muebles, pintores, obras, recambios… El máster, los proyectos en marcha y, casi sin darme cuenta, un año de Zinkfo y 32 abriles 😉
El tiempo se pasa volando. Recuerdo que, cuando andaba por los locos 15, mis padres me lo decían de cuando en cuando. No les creí, por supuesto, y ahora me doy cuenta de que era cierto: Los años viajan en Concorde y casi más que vivirlos, se nos escapan. Este último año ha sido para mí especialmente escurridizo, lleno de cambios, de nuevos retos, de esfuerzos, de momentos complicados y, también, de muchísimo optimismo. Casi como siempre, pero más que nunca.
La mudanza aún no me ha permitido pararme y mirar atrás con la calma que la velocidad del tiempo exige: Cuando lo intento, veo cajas y más cajas… Así que el balance de este año extraño tendrá que esperar a que mis libros encuentren de nuevo su sitio en las estanterías, pero os avanzo que será más que positivo, inigualable. Gracias a todos los que habéis estado ahí, en carne y hueso o en virtual 🙂
No todos los años te puedes permitir empezar de cero (sería agotador y poco productivo a largo plazo). Mi año 31 sí y me siento afortunada por ello. Ahora, toca continuar… Siempre he sido chica de números impares (no me preguntéis por qué, no sabría deciros), veremos qué pasa con los pares: Bienvenidos a mi año 32.