Por Eva Diz
Lo confieso: soy de números impares. Quizás porque soy hija única, impar e irrepetible (por suerte para mis padres); quizás porque los pares me suenan demasiado dulce y yo soy más de salado… No sé, pero prefiero un 2013 con toda su fama de mal fario que un 2012 redondo, par y casi capicúa (por no hablar de todas esas cifras horribilis con las que nos ha dejado).
Así que, por mucho que digan, estoy increíblemente feliz de empezar el año en el que, según el presidente del Gobierno, las cosas aún irán a peor y diosnoscojaconfesados…
Sí, porque creo que hay también muchas (muchísimas) posibilidades de que algunas otras cosas vayan a mejor, de que haya grandes éxitos personales y profesionales que celebrar, de que encontremos nuevas caras con las que compartir y aprender, de que un revés venga seguido de una palmadita en la espalda… En fin, de que seamos muchos los que consigamos darle la vuelta al 13 y convertirlo en un año 10. O 9,5 que es impar y, además, sobresaliente.
Os deseo de corazón un gran año. Que no falte salud ni amor, y que los Reyes Magos nos traigan a todos un pellizco de felicidad.
Nos leemos 🙂