Por Eva Diz
Bienvenidos al zoo de Google, señores. Seguro que los más leídos en esto del marketing en Internet habrán oído la frasecita más de una vez y habrán invertido cierto tiempo en conocer alguno de los mejores ejemplares de este zoológico tan especial (y tan odiado a veces). A mí, lo confieso, aún me cuesta entender muy bien de qué especie es cada animalito y, sobre todo, cómo son y qué es lo que más les gusta, ya que cada mes mutan y aparecen ejemplares nuevos… Por eso he pensado que escribirlo puede ayudarme un poco a aclarar ideas y, de paso, comparto que, al fin y al cabo, es de lo que se trata.
Aprovecho, además, que este mes he tenido la posibilidad de asistir a una de esas clases magistrales que solo Fernando Maciá sabe dar en esto del SEO y os dejo algunas pinceladas de los apuntes que tomé y que seguro que os sirven para sacarle más partido a este mundillo virtual, a vuestros contenidos y a vuestros sitios web.
La historia del zoo
Google siempre ha sido famoso en el sector por su originalidad a la hora de poner nombre a las actualizaciones y modificaciones que implementan en el algoritmo que marca el modus operandi de sus rastreadores web: osos panda, pingüinos, colibrís… y otras pequeñas especies como Fuzhou, Snippy, Michandro, Mango, Kamehameha, Chicago o Korea.
Los cambios en el algoritmo de Google son constantes y la mayor parte de esas actualizaciones se pasan por alto ya que no suelen afectar de forma realmente importante a la visibilidad de los sitios web en las páginas de resultados del buscador. Son, en general, pequeñas modificaciones orientadas a mejorar el rastreo de las diferentes páginas que hay en Internet, sus diversos elementos, su clasificación en el índice de Google -del que luego se obtienen los resultados que vemos cuando buscamos algo-, la detección de contenido más actualizado, la interpretación de errores de escritura en palabras de búsqueda raras, la coherencia de resultados locales… Y un largo etcétera.
Nuevos habitantes polémicos
Google, por tanto, nos ha tenido acostumbrados a muchos cambios y mejoras, pero en los últimos 4 años ha comenzado un proceso de optimización radical que ha derivado en la incorporación de algoritmos que, en este caso sí, han provocado grandes alteraciones en los resultados de búsqueda. Esto, traducido en marketing online para empresas, ha causado la pérdida de posiciones clave en el listado haciendo que firmas de todo tamaño y condición vieran sus ingresos por tráfico orgánico (el que llega a través de los resultados de búsquedas) caer en picado. El caos, vamos.
¡El SEO ha muerto! ¡El SEO ha muerto! Vuelta a la cantinela de siempre… Y a la respuesta a la que ya deberíamos estar más que acostumbrados: el SEO no ha muerto, evoluciona, cambia y se adapta a la realidad dinámica de los usuarios en Internet.
Pero, ¿cómo ha sucedido esto? Todo empezó en primavera de 2011 con la llegada de Panda, un radical algoritmo creado especialmente para atacar y acabar con las granjas de enlaces (técnica utilizada en BlackHat SEO), de ahí que muchos lo acabaran llamando el Panda Farmer…
Luego, Google dejó al sector helado cuando apareció con su Penguin en abril/mayo de 2012: el pingüino venía a hacer limpieza y, tras varias modificaciones, muchos fueron los que se vieron afectados por no cumplir sus exigencias:
- enlaces naturales,
- adiós directorios, blogs creados para compartir artículos con enlaces…
- diversidad de palabras clave en los textos ancla de los enlaces,
- variedad de dominios con autoridad apuntando a tu página…
Penguin afectó (y sigue afectando) a muchos sitios web, es el origen de graves penalizaciones y desindexaciones completas del índice de Google para ciertos dominios y el autor de caídas catastróficas de tráfico que buena parte aún no han logrado recuperar a día de hoy. Penguin y Panda, desde su primera entrada en el zoo, han sufrido ya diversas mutaciones, todas encaminadas a hacerlos aún más eficientes detectando intentos de engañar al buscador.
Sin embargo, el toque de gracia de Google llegó con el otoño de 2013. Estaba el sector aún con ese regustillo amargo que a algunos les había dejado la actualización del pingüino cuando el colibrí (Google Hummingbird) agitó las alas e hizo volar por los aires el orden establecido de las SERPs y, de paso, ciertos estamentos básicos del SEO que han sido -y a mi juicio, seguirán siendo, al menos por el momento- un elemento indispensable para todo aquel que quiera tener una buena web visible en Internet, tanto para los usuarios como para los buscadores.
El terremoto encendió unas alarmas deseosas de sonar y no tardaron en salir de nuevo a la luz esos artículos funerarios que hablaban de una muerte anunciada para el SEO. Sí, repetimos el mantra: una vez más, aquí estamos hablando de la dichosa muerte del SEO (a veces, estas cosas me recuerdan peligrosamente a cuando uno lleva demasiado tiempo en la misma sección de un periódico y, año tras año, acaba escribiendo de lo mismo, cambiando apenas 3 o 4 cifras, nombres o lugares).
El SEO es, a estas alturas, la disciplina online más inmortal que yo conozco, se muere cada mes y luego, como el Fénix, resurge de sus cenizas con algo nuevo que incorporar a las tareas de siempre.
Pero volvamos al pequeño zoológico de Google. La primera parada para entender toda la fauna que reina hoy en Internet es el estanque helado de los pingüinos: Penguin 2.0, una de las especies más radicales para el SEO de la que se oyó hablar por primera vez en la primavera de 2012.
Penguin nació para eliminar las técnicas de spam que permitían a ciertos sitios web de baja calidad aparecer de forma antinatural en los primeros puestos de la lista de resultados que ofrece Google cuando se hace una búsqueda. Dado que Google ofrece un servicio a los usuarios (encontrar de la forma más rápida lo que buscan) este tipo de sitios web eran un auténtico problema que hacía que el servicio ofrecido por el buscador fuera a menudo deficiente. Así que decidió poner en marcha a su equipo de arañas pingüino y las mandó al ciberespacio a revisar los perfiles de enlaces de las páginas web.
¿Es realmente este enlace que te apunta un voto de confianza porque eres bueno y tienes buen contenido o es un enlace que has comprado? ¿Tu enlace procede de un sitio sin autoridad? ¿Ese link viene de sitios creados por ti mismo con el único propósito de generar nuevos enlaces? Estas son algunas de las preguntas que fundamental el esquema mental del Penguin de Google por eso, a partir de su llegada al zoo, muchas páginas han tenido que cuidar ciertos aspectos que antes se pasaban por alto. Si a esto le sumamos las artes y estrategias del Panda, el escenario SEO en 2014 que nos queda es un poco el que pinto a continuación:
- Olvídate de las páginas que ubican anuncios en la parte superior de la página (above the fold — la que ves sin necesidad de hacer scroll). Da igual que sean anuncios de Adsense y que sean de Google, el buscador interpreta que lo más importante de tu página debería ir ahí y considera poco relevante ofrecer a sus usuarios un resultado en que lo más importante sea un anuncio. Monetiza, sí, pero con amor.
- Tu contenido tiene que tener coherencia a lo largo de todas tus páginas: mima su arquitectura, la navegabilidad, la relevancia del mismo, su variedad (texto, vídeos, infografías…)
- Atención a tener muchos enlaces con anchor text en los que se ubican palabras clave para las que se quiere posicionar:
Ej: hotel mallorca spa | zapatos mujer verano - Enlaces desde directorios de baja calidad o desde redes de blogs con contenido pobre y excesivos enlaces. Ciao.
- Abuso de las palabras clave en tu sitio web, lenguaje no natural: con Hummingbird esto aún es más importante.
- Técnicas de redireccionamiento hechas con la idea de mostrar al buscador un contenido diferente que al usuario.
- Contenido duplicado dentro de tu sitio web. Un problema frecuente y que se debe solucionar de forma urgente.
- Crecimiento poco natural del número de enlaces que apuntan a tus páginas: pasar de 10 a la semana a 100, te pillarán seguro.
- Tener enlaces solo enlazando a tu página de Inicio puede penalizarte: es cierto que la home es la más enlazada siempre, pero deberías tener contenido en páginas internas que fuera de interés para poder presumir de una buena web.
- Actualiza tu contenido de forma frecuente: si no lo tienes aún, incorpora un blog a tu sitio web o una sección de noticias en la que puedas crear contenido nuevo cada semana que, además, pueda posicionarse de forma natural para búsquedas específicas de tu sector.
- Cuidado con enlaces que aparecen y desaparecen: un perfil de enlaces debería mantenerse en el tiempo.
- Los enlaces que te llegan de dominios con palabras clave tienen ahora mucho menos valor.
- Site wide links o blog roll: los enlaces que se colocan en esas posiciones suelen provocar spam ya que esos espacios se repiten a lo largo de todas las páginas de un sitio, dando lugar a una sobrecarga de enlaces poco naturales hacia tu sitio.
- Gana peso el «enlace social» (sí, sí, vuelvo a la importancia del SEO Social que os comentaba hace meses): likes,+1, RT… Anima a la gente a hacer comentarios de calidad.
- Los enlaces deben llegar desde servidores variados.
Bueno, como veis, todas estas cuestiones obligan a cambiar las tareas tradicionales de un SEO, no tanto a reinventarse como a optimizarse uno mismo y a adaptarse a la nueva realidad. Verse golpeado por uno de estos algoritmos no quiere decir que seas un cafre, quiere decir que el mundo ha cambiado y tú te has dormido en los laureles. Por eso, esto del SEO es un proceso de formación continua. Agotador, sí, pero emocionante 🙂