Por Eva Diz
¿Qué es el SEO? La pregunta se repite una y otra vez… Aunque cada vez son más los que tienen una reacción normal cuando escuchan que eres SEO, a muchos otros todavía se le dilatan las pupilas y ponen cara de salir corriendo. ¿SEO? Suena raro, la verdad.
SEO son las siglas en inglés de Search Engine Optimization (Optimización para buscadores) que viene a significar mejorar la situación de un sitio web en buscadores (Google, Yahoo!, Bing, Ask…). Se trata de una disciplina que se desarrolla desde hace años (desde que Google revolucionó la forma que tenemos los usuarios de enfrentarnos a la web) y consiste e preparar los sitios web para que el buscador los encuentre, lea todas sus páginas, las entienda y las guarde en su índice en el cajón que nos interesa. El objetivo de este trabajo es que, cuando un usuario realice una búsqueda relacionada con la temática de nuestra web/negocio online, el motor de búsqueda muestre en su página de resultados nuestra web antes que ninguna otra.
El SEO forma parte de las acciones de marketing online que todo negocio/página personal en Internet debería tener en cuenta ya que más del 80% de los usuarios entran y se manejan a través de los buscadores. Es una de las estrategias básicas del marketing en buscadores junto con la compra de anuncios en buscadores (más conocida como enlaces patrocinados o SEM) y consiste en un trabajo técnico, en el que la creatividad se reduce básicamente a la redacción de textos optimizados y a la capacidad que tengas de abstraer y conceptualizar en un pequeño-gran grupo de palabras todo lo que ofrece una web. Ser SEO requiere ser metódico, constante, paciente y estar siempre actualizado: aprender es un concepto inagotable en este sector en el que cada día los buscadores cambian las reglas del juego, en el que siempre están apareciendo nuevas formas de hacer negocios o de comunicarse.
Si estás pensando en aprender un poco de SEO para tu negocio o para sacarle más partido a tu trabajo online y rentabilizar tu blog, necesitas empezar de cero -aunque haya cosas que te suenen y que crees que ya sabes-, lo obvio, a veces, no lo es tanto: para entender realmente qué es el SEO, cómo funciona y cómo debe un consultor SEO enfrentarse a su trabajo, es necesario comprender cómo funcionan los buscadores.
Lo primero que hay que tener en cuenta para comprender el SEO es que el buscador, al contrario de lo que mucha gente cree, no realiza una búsqueda inmediata en toda la web cada vez que un usuario introduce una consulta en la caja del motor de búsqueda. Imagina el tiempo que tardaría si tuviera que recorrer la cantidad de páginas que existen actualmente en la red… Y, aunque realmente la velocidad de los robots de los buscadores es increíble, no lo es tanto como para que el proceso fuera práctico. Lo que sucede en realidad es que el robot del buscador se pasa la vida recorriendo la red, de enlace en enlace, sin pausa. Va leyendo las páginas que se encuentra, las interpreta de acuerdo con una serie de criterios y las va guardando en un inmenso índice: la mayor base de datos que existe.
Ese índice es el que el buscador repasa cuando un usuario hace una consulta y devuelve los resultados que encuentra relacionados con los términos de esa búsqueda en su base de datos. Si tu página no ha sido debidamente archivada por el buscador, nunca aparecerá cuando tu potencial lector/cliente haga la búsqueda y, eso, en una red sobrecargada de información como es hoy Internet equivale a no existir. Cierto es que siempre te quedará el tráfico directo, el que te llega a través de toda la gente que conoce tu nombre o el de tu negocio y escribe directamente la dirección de tu web en el navegador… Pero, créeme, la cifra es minúscula comparada con el tráfico que llega a los sitios web desde las páginas de resultados de los buscadores.
Si no estás en el índice, no estás. Pero, igualmente, si no estás en el índice para las búsquedas que a ti te interesan, tampoco tendrás los resultados que esperas. El robot del buscador vaga por la web moviéndose a través de enlaces textuales (éstos le dicen a dónde se dirige) y va recopilando información de los diferentes elementos que componen cada página a la que llega. En función de toda la información que obtiene de una página la guardará en un lugar o en otro y le colocará una nota que marca la mayor o menor relevancia de esa página para determinadas búsquedas.
Imagina que tienes una página sobre libros de cocina, el buscador leerá tus reseñas de libros y comprenderá que tu sitio debe almacenarse en el cajón de gastronomía y, dentro de éste, en el de libros de cocina. Si alguien pone en la caja del motor de búsqueda «libros de cocina», tu web saldrá entre los primeros resultados (bueno, eso en un supuesto mundo en el que la competencia no exista o en el que tu web sea la web más grande sobre libros de cocina que exista, claro).
La forma en que el buscador se mueve por la red es la que marca en buena medida el trabajo de un SEO. Pero no solo ésto: además existen una serie de factores que hacen que el buscador valore más tu página que la de otros. Muchos de esos factores o criterios se conocen y son controlables de forma directa, otros o bien no son controlables o bien se desconocen por completo. Esto hace que el SEO sea un trabajo que exige un mantenimiento constante, en el que el consultor SEO debe invertir gran esfuerzo de monitorización y adaptación a los cambios. A veces parece magia, pero no lo es, aunque es cierto que en toda estrategia SEO -además de técnica, conocimiento y experiencia-, entra en juego mucho sentido común y un poquito de suerte.