Por Eva Diz
Sigo aquí aunque no me veáis. Sigo aquí y me muevo, lentamente, para no malgastar la energía que estoy recargando para poder dar un poco de forma a todo lo que se me pasa últimamente por la cabeza. Poco a poco he ido tomando asiento, ubicándome y he encontrado el ritmo, la cadencia. Ya no voy corriendo a todas partes, ya no devoro sin saber qué cómo o por qué. Espero, selecciono, pienso, reflexiono, duermo, mastico, paro y observo, y luego, decido. Estoy volviendo a ser más humana, menos máquina. Y eso me hace feliz.
Desde hace tres días, tengo una sensación de libertad que hacía siglos que no sentía. Creo que hasta me siento un poquito más joven (y eso que la semana que viene cumplo años…), más aventurera, más espontánea, más gamberra, más yo.
Supongo que es la fase de barbecho personal que el cuerpo me pedía desde hace un par de añitos. El descanso que precede a una mejor producción de mí misma, Eva 2.0. Para ello, estoy buscando abono ya: me he matriculado en un curso de marketing online de la ESIC y el ICEDM y me estoy dando a los libros de divulgación sobre la red. Navego en una maraña de links y desayuno leyendo páginas sobre Social Media… Y me doy cuenta de que llevo diez años viviendo en la edad de piedra de la comunicación.
Dicen que más vale tarde que nunca; así que, ahí voy, pasiño a pasiño, descubriendo un montón de cosas que hace apenas una semana no sabía ni cómo se escribían. La vida es un aprender continuamente; lo había olvidado y ahora lo estoy disfrutando.
He de añadir que, por el momento, no he echado nada de menos las ruedas de prensa y compenso los encuentros con los compañeros entre declaración y declaración con citas nocturnas en bares de moda (buen cambio, eh, jajaja). Me he impuesto un horario de trabajo y organizo los días en dos rollos de película: en una hago el papel de ama de casa feliz, cocinera espléndida, cariñosa y comprensiva «madre» de dos mascotas y novia estupenda (tengo que mejorar ciertas actuaciones, lo reconozco); en la otra, hago de estudiante aplicada, agarro mis carpetas y las gafas de pasta, voy a clase y paso horas en la biblioteca, catalán-web-web-catalán.
Sé que es pronto para hacer balance de nada, pero creo que esto del paro me ha venido mejor de lo que esperaba. A veces hasta me da un poco de cosa tanto optimismo. Será la falta de costumbre… Bye-bye.